Final? Hay un final?
Si nos remontamos a una de las primeras publicaciones del blog contamos que este era un viaje sin rumbo, era una viaje con Ernesto por la costa de Brasil, que empezaba en Buenos Aires y terminaba donde decida nuestro corazón, en la frontera, en la mitad de Brasil o allá bien arriba. Bueno, bastante recorrimos, estamos casi en la mitad, pero ahora, mejor dicho hace bastante, nuestro corazón nos invitó a quedarnos acá, en Paraty. Fácil no fue, no es fácil tomar decisiones, nunca lo es.
Nos prometimos hacer lo que realmente queremos, sentimos y lo que nos hace feliz, suena tan simple, pero a veces lo olvidamos. Hoy nos hace feliz este lugar, la gente que conocimos acá, el hoy, así de simple. Así que queremos frenar, pero frenar de verdad. Hoy nos quedamos acá.
Y Ernesto? Él no puede quedarse, tipo viejo y cansado de tanto andar, se vuelve para Argentina, a su lugar de origen, para descansar. Nosotras somos las encargadas de llevarlo, de disfrutarlo en ruta por última vez, de sentir juntos los tres el viento, el sol, el calor, los paisajes, los olores. Disfrutar unos últimos días juntos antes de su descanso y de nuestra vuelta a Brasil. Es por eso, que el lunes 28 de abril, una año y 3 días después de aquel gran día, salimos a la ruta con dirección opuesta.
Estamos felices de haber cumplido un sueño, de habernos animado. De haber salido de la comodidad, de mover, de hacer lo que se nos canta, hacer lo que queremos y sentimos. Ojala que esto, algo tan simple pero tan lindo como esto que un día nosotras empezamos, haya sido o sea el empujón para algunos, que se den cuenta que nunca es tarde para cumplir un sueño, nunca es tarde para empezar.
Viajar abre la cabeza, y como la abre, conoces no solo lugares, conoces gente, gente linda, gente hermosa. Aprendés que allá afuera hay gente buena, gente que te ayuda, hay lugares increíbles, hay experiencias únicas. Viajando valoras más todas las cosas, las personas. Hay relaciones que se pierden, otras que se fortalecen y otras que se crean. Viajando te descubrís vos mismo, te conoces, aprendes cuáles son tus límites y tus prioridades. Viajar llena el alma y el corazón. La vida es un viaje, desde las cosas más simples hasta las más complejas, solo hay que animarse a vivirla.